Todo me sabe a ti y todo te espera.
La silueta de tu cuerpo en mi cama deshecha,
la rosa pintada de lluvia sobre la mesa,
el libro sin rimas que escribiste aquella noche
o la clara luna llena que moja mi llanto.
Los ojos aparcados en mí de tus fotos,
el desierto húmedo de mi almohada,
el vaso seco de la mesilla de noche
o el vacío eco cuando susurro tu nombre.
El desesperado sueño de tus besos,
el triste amanecer de mis días laborables,
el largo domingo sin tu figura
o la pena desahuciada de mi corazón marchito.
Todo eres tú.
(Esperanza y sabor, del libro "Andenes")
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